Friday 26 November 2010

Activities at IES La Marina


Actividades del IES La Marina: E-Read, un proyecto Comenius sobre la Lectura

Dentro del marco de actuaciones del Proyecto Comenius: E-Read (From Euroblog to Eurobook) del Instituto de Educación Secundaria “La Marina”, de Santa Cruz de Bezana, continúan desarrollándose diversas actividades relacionadas con la lectura.

Esta semana el alumnado de 4º de Secundaría ha podido disfrutar de “Historias de Europa” del narrador oral Alberto Sebastián. A través de un paseo por algunas de las historias menos conocidas de la literatura irlandesa, alemana y otros relatos de origen europeo, el cuenta-cuentos consiguió atraer al público con sus interesantes enseñanzas. Organizado por las bibliotecas del municipio de Santa Cruz de Bezana y gracias a la colaboración del consistorio, se están realizando labores de difusión de los objetivos del proyecto de acuerdo con los de las bibliotecas del entorno, el centro y el propio Plan Lector de la Consejería de Educación. En fechas próximas, fruto de la colaboración y el préstamo interbibliotecario, se realizará también en el instituto, y para toda la comunidad educativa, una exposición de fondos bibliográficos y multimedia de los países colaboradores de esta asociación escolar, la cual irá acompañada de una guía ilustrada elaborada por Ana Angélica Pernia, responsable de la biblioteca municipal.


Fernando Savater: Pasión por la Lectura:
(...) Ya está: sólo soy un lector. Lo demás es miseria o corolario. Y el lugar de un lector, su palacio, su aula y su palestra es la biblioteca. He leído que algunos aprenden grandes cosas sobre el universo y nuestras servidum­bres para con él bajando a las cloacas o convocando a los dio­ses: por mi parte, sólo puedo de­cir que leí su testimonio junto a muchos otros y eso me basta. Supongo que tendrán razón, lo mismo que yo tengo una para no haberlos imitado. De modo que si me inquieren sobre qué libro o libros me llevaría a una isla desierta no sé cómo contes­tar porque la única isla desierta que conozco —desierta de adláteres pero abarrotada de íntimos fantasmas— es precisamente la biblioteca en la que moro desde que tengo uso de razón, o lo que es igual: capacidad de leer. (...) Dejémoslo aquí: no lo he di­cho todo de todos pero ya está todo dicho. No voy a recomendar a nadie la lectura como no pretendo aconsejar la dulce y fiera práctica del coito o la de­gustación de ese amigo de los hombres, el vino. Toda pasión tiene sus peligros y sólo los idio­tas sueñan con una vida apasio­nadamente segura, como sólo los exangües buscan una segu­ridad apática. Quien no quiera mojarse que no aprenda a na­dar, ni se atreva a amar o a be­ber. Y que no lea tampoco o que sólo lea para aprender, para des­tacar, para hacerse sabio o fa­moso, es decir: para seguir sien­do idiota. El que valga para leer, leerá: en pergamino, en volu­men encuadernado en piel, en libro de bolsillo, en hoja volan­dera o en la pantalla del ordena­dor. Leerá por nada y por todo, sin objetivo y con placer, como quien respira, como quien se embriaga o enreda sus piernas en las de alguien apetecible. Sólo eso importa, cuando la pa­sión manda. Y así he leído yo no toda mi vida pero sí en los mejores momentos de mi vida. Ahora retrocedo un paso y aca­ricio con los ojos esta sobrecar­gada biblioteca con la que vivo, en la que vivo. Es como la far­macia de un viejo alquimista, donde pueden buscarse anal­gésicos y afrodisíacos, tónicos y conjuros diabólicos, visiones de gloria o pesadilla y la seca agudeza descarnada que desve­la lo real. Ya es hora de volver a ella.

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